Paco Feria / photojournalist

Travel pictures and photo reportages from around the world

(Español) Israel & Palestina, la muñeca rusa

Como lágrimas en la lluvia…

He visto tumbas judías, frente a la puerta Dorada en las murallas de Jerusalén, esperando la resurrección del día del juicio Final.

He visto peregrinos Cristianos cargar su propia Cruz tras los pasos del Galileo, a lo largo de la Vía Dolorosa, camino del Gólgota

He visto la cúpula dorada cubriendo la piedra donde Abraham preparaba el sacrificio de su hijo Isaac, donde Mahoma ascendió a los cielos.

He caminado con mi incipiente Fe sobre las aguas del mar de Galilea, hacia el río Jordán, donde fue bautizado el primero de los hombres.

He visto a los judíos en Jerusalén frente al muro de los Lamentos, hablando con Dios a través del teléfono móbil, me intriga saber a que número llaman.

He visto a palestinos en Belén frente a otro muro lamentable pero, Dios, no escucha a través del cemento armado ni de las garitas de vigilancia.

He visto, en Jericó, palestinos de Hamás, regentando los santos lugares Cristianos en el monte de las tentaciones.

He visto como «el temido Ejercito Israelí», jóvenes adolescentes imberbes, armados y  llenos de dudas, vestidos de verde oliva y tocados con la Kipá, preguntaban por mi nombre y me cantaban alabanzas, me abrazaban y se fotografiaban conmigo en el barrio Judío, durante la celebración de Sabbath en Jerusalén.

He visto las orillas del mar Muerto desde las cuevas del Qumran,  tan frescas por dentro, me fumé un cigarro, mientras, reflexioné sobre mi destino.

… Y me fui al Sur, crucé a Jordania y llegué hasta Petra, vi la mayor escultura realizada por el hombre, una ciudad con sus templos esculpidos en las montañas de dura  roca, no tengo palabras… solo algunas fotos y mi memoria.

He visto bañistas a las orillas del Mar Rojo, me mantuve distante, temiendo que la mano de Moisés abriera de nuevo sus aguas en busca de un paso hacia la tierra prometida que nunca pisó.

…Y busqué una imagen que representará al hombre que rogaba al padre en el huerto de Getsemaní, el día anterior a su suplicio, entonces la vi, vi aquella extraña paloma entre el follaje de uno de los olivos, me dirigí hacia ella y empecé a fotografiarla, no huyó, voló directa hacia mi, cuando mas tarde vi la foto, supe desde el primer momento que no me pertenecía, el copyright pertenece al hombre, a Jesús el Nazareno, el fue el director de arte.

http://www.travelreportages.com/index.php?module=media&pId=102&id=40542

Bajé por carretera desde el norte de Israel a través del valle del Jordán, paisajes increibles me rodeaban, decidí no interrumpir el momento, no hacer fotos, solo respirar, dejarme llevar.

He visto esa «muñeca Rusa» que es Israel & Palestina, Palestina & Israel, capa sobre capa como una cebolla, mundos incrustados, nunca paralelos, cada muñeca al descubierto nos oculta otra, y otra… cada una de ellas completa, sorda, ciega, inmutable.

Vi todo aquello que está escrito en el Libro, traté de poner imágenes a sus pasajes y versículos, pero ahora temo que, quizá, tal como lamentaba el replicante en el final de la película Blade Runnner, justo antes de su muerte, «todos esos momentos se perderán», cuando también a mi me  llegue mi hora… «como lágrimas en la lluvia».

Woman under a burka

Chitral, Pakistán, Febuary / 2002
It was February 2002, I was shooting the Afghan refugees in Chitral town in the north of Pakistan, they fleed from the U.S bombing in their country Afghanistan, they crossed to Pakistan through the icy mountains of the Hindu-Kush.
When I went into the tent  I did not see the bulk at the background, the man was posing ahead with his daughter, but suddenly, I realized that such bulk was a woman completely covered by a burka, I called the interpreter and asked him that the woman posed for the photo too, but she resisted, only her husband get convince her, despite that, she just left me see her eyes through the folds of the burka.
Really I don’t know but, later, while seeing this picture , I can not avoid  think about her  as a super-refugee, a refugee from the war, but also from  her own culture, her religion, her neighbors, her husband… her own life.
And, how to explain the glance of the little girl?, I feel restless about it ,  my soul is pierced by her tenderest misery, for her bleak future, something is sure about her, some day her life will be buried under a burka too, and so, she become another super-refugee for the rest of her days, like her own mother.
Not to be! … That’s the question.

Mujer bajo un burka

En Febrero de 2002 estaba fotografiando a los refugiados afganos en Chitral al norte de Pakistán, huían de los bombardeos del ejercito norteamericano en su país y lo hacían a través de las heladas montañas del Hindu-Kush.

Cuando me asomé a la tienda no reparé en el bulto que se vislumbraba al fondo, el hombre posaba con su hija y caí en la cuenta de que aquel bulto era una mujer cubierta totalmente por el burka, llamé al interprete y le dije que posara también para la foto, pero, se resistía, únicamente el marido logró convencerla, aún así, tan sólo me dejó entrever sus ojos a través de los pliegues del burka.

No se, pero viendo esta imagen con el paso del tiempo, no puedo evitar pensar en ella como en una super-refugiada, una refugiada elevada al cubo, refugiada de la guerra, pero también, de su propia cultura, de su religión, de sus vecinos, de su marido… de su propia vida.

Y, ¿como explicar la mirada de la pequeña?, me inquieta , puedo sentir mi alma perforada por su tierna miseria, por su triste futuro, algo se seguro acerca de ella, algún día también enterrarán su vida bajo un burka y se convertirá en otra super-refugiada para el resto de sus días, como su madre.

¡No Ser!… he ahí la cuestión.

(Español) Refrito de serpiente

Phnom Penh, Camboya.

Ese día había estado fotografiando el horror, primero la siniestra escuela de la muerte S-21, y mas tarde uno de los famosos “Killing Fields” o campos de la muerte, en las afueras de Phnom Penh, organizados por los Jemeres Rojos al mando del genocida criminal Pol Pot, para colmo, de regreso vi morir a un joven muchacho en la acera, debido a un accidente de moto, demasiado mal rollo, demasiada muerte para un solo día, necesitaba un poco de relax y decidí darme una vuelta por la ciudad al final del día.

Después de dejar el equipo en el hotel, ya de noche, salí en Tuck Tuck por las calles poco iluminadas de Phnom Penh, me encontré un grupo de gente en una especie de taberna, tocando la guitarra entorno a una mesa, le pedí al conductor que parase y me reuní con ellos, pronto comenzó una especie de “Jam session”, yo con una vieja guitarra desafinada, otro con un saxo, y otro a la “batería” ( daba porrazos encima de la mesa con unos palillos ), destrozábamos, una detrás de otra, canciones de los “Credence” o incluso de “Frank Sinatra” pero todo con bastante buen rollo.

No suelo tener problemas en mezclarme y compartir “casi todo” con los lugareños que voy encontrando en el camino, todo fue bien… hasta que finalizada la “jam”, me invitaron a compartir su comida, he aprendido con el tiempo a no decir si a tontas y a locas a todos los ofrecimientos que me hacen, ya que me he llevado a desagradables sorpresas en algunos lugares y ocasiones, asi que, lo mas educadamente que pude, pregunté, eso…¿qué es lo qué es?

Cuando adiviné en que consistía el “plato estrella” no disimulé las muecas de desagrado que distorsionaban mi rostro, la cosa consistia en una serpiente refrita atravesada por un palo, tipo pincho moruno, pero nada que ver obviamente con nuestra excelente tapa, rechazé con contundencia su extrema hospitalidad y, el Jemer que sujetaba el “ofidio refrito”, le arreó un ansioso bocado en el costado seguido de una espedie de ¡Hummm que rico! ( en la lengua local logicamente) que, como explicarlo, me pareció una especie de reafirmación nacional/cultural camboyana, la “fritura renegría” crugió y dejó al descubierto, en el lugar donde el jemer dio el muerdo, una carne blanca y fibrosa, el comensal se relamía y gesticulaba en el vano intento de hacerme comprender la exelencia de su sabor y me acercaba el “reptil requemao”, con la intención de que también yo le metiera otro muerdo, ¡ni hablar!, ¡otra cerveza!, ¡zenquiu!.

En la foto se puede ver al Jemer sujetando el ofidio momentos antes de “atizarle” el mordisco. En realidad fue una jornada muy agradable, me lo pase muy bien y todos ellos eran/són unos muchachos estupendos, estos son justo los momentos que busco cuando viajo para fotografiar, el día a día de la gente común, huyendo en lo posible de los remansos para turistas, no tengo nada contra ellos, al contrario, es solo que yo busco otras cosas, lo cual no significa que me entusiasme todo lo que veo o me ofrecen.

De lejos, lo mas detestable que me encuentro por esos arriales y caminos son esa nueva casta , auto-calificada como, “Ciudadanos del Mundo” de estética Okupa y generalmente ubicados en el mundo de la cooperación, una cooperación muy, pero que muy mal entendida, esta clase de sujetos cuando provienen de la bendita España utilizan dicho calificativo como un eufemismo precisamente para evitar decir eso, que se es Español, pero de mis experiencias por el mundo con esa “tribu de ciudadanos” hablaré largo y tendido en otros post.

Al día siguiente partí hacia Vietnam bajando por el río Mekong y como siempre con todos los sentidos alerta para captar, ver y compartir con los lugareños, si , también aquí conocí gente, también fui objeto de su gran hospitalidad, también me invitaron a diferentes… “comensalías”, casi siempre rechazadas.

De vuelta en Camboya tras recorrer el Delta del Mekong, en Siem Reap, el personal del hotelito donde me alojaba me agasajó con otro “refrito a la camboyana”, la precaución era máxima, cuando asomé la cabeza a la bolsa que me ofrecieron para “picar” descubrí que eran cucarachas fritas, las mismas que yo iva aplastando en mi habitación cuando las veia asomar la cabeza, …pero sobre esta nueva “bacanal” hablaré en la siguiente edición de “Comidas Étnicas”.

(Español) Mono adobado a la cazuela

Tras muchos inconvenientes acerca de papeleo, visados y demás conseguí llegar a nuestra antigua colonia Guinea Ecuatorial, conocida en tiempos como Fernando Poo, denominación, que reconozco, me gusta más que la actual, siquiera sea por los momentos de mi infancia que dicho nombre traen a mi memoria y es que recuerdo a mamá mandándome a esta bella isla tropical, por no enviarme a otro lugar, como…decir, más conceptual, cada vez que el hartazgo de mi actitud hacia ella le provocaba expresar de manera contundente » ¡Anda niño y te pierdes en Fernando Poo!. supongo que la isla era lo suficientemente desconocida para enviar allí a todos los indeseables…yo incluido.

Bueno a lo que iva, recuerdo que descubrí la isla, intrigado por la insistencia de mi madre, sobre un mapa de Africa en mi libro de geografía de la escuela, era un pequeño punto frente a su costa occidental a la altura del Ecuador.

Así, después de muchos años, llegó al fín el día en que la insistente «sugerencia» de mama se hizo realidad, efectivamente, en Diciembre de 2005 aterrizaba en el aeropuerto de Malabo, Fernando Poo ( permitidme por razones sentimentales obvias referirme a esta isla con su antiguo nombre colonial ).

Nada mas descender del avión me llevé mi primera gran sorpresa, hablaban un español perfecto y después de unas horas por la ciudad me llevé la segunda sorpresa, añoraban los tiempos en que eran colonia española, entre otras cosas porque vivian mejor, esto es así suene como suene, guste o no guste, es lo que te cuenta el que tiene años suficiente para haber vivido aquellos tiempos, el único que ha cambiado espectacularmente su nivel de vida es Teodoro Obiang & tribu, esos si, pero el resto no, de hecho es algo que salta a la vista.

Fernando es tan misarable como el resto del Africa negra, solo por dar algunos datos, en los tiempos de la colonia en Poo ( por no repetir Fernando) disfrutaban, antes que nosotros en España, de cualquier artículo de importación o de fabricación nacional, vamos, que ellos ivan en Seat 600 cuando nosotros viajabamos tres o cuatro encima de una Montesa, recibian inmigrantes de paises vecinos que trabajaban para ellos, en sus campos de cacao o hacian los trabajos mas desagradables.

Me veia acosado por simples ciudadanos, ejerciendo de censores del regimen, que cuestionaban a cada momento el motivo de mis fotos, incluso algunos escolares me recriminaban que fotografiase las chabolas de Malabo…vamos, ¡como en Cuba!, todo el mundo me preguntaba si tenia un papel…¿un papel?.. ¿que papel?, ¡un permiso, tiene usted un permiso escrito para hacer fotografías!..no respondí, asi que me obligaron a sacar un «permiso» que page a unos personajes ¿funcionarios? oscuros ( y no lo digo por el color de la piel ) en la segunda planta de un edificio destartalado.

Lo curioso es que el susodicho papel parecia no tener efecto en los numerosos controles militares dentro y fuera de Malabo, (me recordaba una escena de los hermanos Marx en la que Groucho reclamaba una chapa de identificación a todo el que subia a un tren y que, por supuesto, Groucho vendia in situ), al final deduje cual era el papelillo adecuado y que te liberaba finalmente de todas las dificultades, pero este lo firmaba el gobernador del banco de América, se llamaba y se llama Dolar, mucho más efectivo en plural Dolares.

Prosigo, después de un par de días recalé en una aldea, siento no recordar el nombre, en las colinas de Fernando, dejé a unos acompañantes que venian conmigo y me dispuse a investigar los alrededores cámara en mano , al poco ví una mujer fregando cacharros con su pequeña hija en la puerta de la choza, como ya estaba «escamao» de papeles/permisos = $ Dolares, pregunté, ¡señora ! le importa que haga unas fotos.. ¡haga, haga, como no!, agradable sorpresa, asi que me dispuse a documentar el dia a dia de esta mujer y su hija Fernandinapooinas.

Al rato me invitó a entrar en su choza, cosa que hice gustoso y a sentarme en una banqueta, charlábamos amigablemente mientras fotografíaba el interior, cuando reparé en el agradable olor que provenía del caldero en el que la señora estaba cocinando, ¿qué es?, pregunte con interés, ¿que huele tán bién?, mientras me iva acercando al mencionado recipiente que estaba sobre unas brasas, ella me dijo, ¿quiere probarlo?, yo no respondí, máxima atención en el puchero en busca de pruebas que me permitieran identificar la materia prima en la que estaba basado el guiso, no viendo nada anormal, lo juro, estuve tentado de aceptar.

Pero me mosqueó enormemente que la mujer no respondiese a mi pregunta inicial, asi que, volví a repetirla, Exuperancia, así se llamaba la mujer, ¿que está usted cocinando?, su nueva falta de respuesta, acompañada de una complice sonrisa y sus ojos dirigidos hacia el suelo en el intento de evitar mi mirada me alarmó sobremanera e , instintivamente , revisé de nuevo el interior del puchero..

¡Exuperancia!, que..que..está, co..cocinando usted?.

¡Mono!, respondió entre risas, es un mono fresco recién cazado en la selva, ¿quiere probarlo?, ¿mono?, respondí ¿esos pedazos de ahí son parte de un mono?, si, ¿quiere un poquito?, está muy bueno, cuando reaccioné de mi estupor le dije a Exuperancia que… lo sentía, que justo acababa de comer, mentí sin escrúpulos y escandalósamente.

Acto seguido le pregunté si podía extraer la cabecita del simio del puchero y sujetarla entre sus manos para fotografiarla, a lo que Exuperancia, muy amablemente accedió, entonces, vi su carita, la del simio quiero decir, marcada por un rictus de dolor y desesperación, supongo que lógico después del trance que le tocó vivir al pobre, tenía el mismo aspecto que el malo ese que esconde su cara trás una máscara negra en la película «El imperio contraataca».

Bueno al final me alegré de mis precauciones, como digo en algún otro post, esto me ha salvado de situaciones muy embarazosas en mis viajes, cuando regresé con mis acompañantes ese mismo día agarré el bocadilllo de mortadela que justo antes de mi partida entre las chozas había rechazado…fué un bocato di cardinale lo aseguro, supo a gloria.

PD- ¿habeis localizado en la foto la manita del primate?

Patagonia… 11M

Dos hechos marcaron mi trabajo durante un mes en la Patagonia Argentina entre mediados de Marzo y Abril de 2004, el primero fue de orden técnico, a los dos días de mi llegada, durante un parada en Mar del Plata, fotografiaba escenas de pescadores en el rompeolas cuando súbitamente debido a una imprudencia por mi parte, vi con horror, como todo mi equipo fotográfico desaparecía con gran estruendo y tremendos golpes entre las rocas, pensé que ahí acababa mi reportaje y mi viaje.

Por suerte me acompañaba el “flaco” Maguire, un Rosarino de origen Irlandés, nunca el apelativo de “flaco” cobró mayor sentido, ya que literalmente se introdujo entre la estrecha fisura que dejaban las rocas y con la punta de sus dedos fue recuperando uno por uno todas mis cámaras y objetivos, después de revisarlo, comprobé que una pieza fundamental, el teleobjetivo, había quedado inservible. al principio supuso un tremendo inconveniente, luego me lo tomé como un reto y decidí suplir con imaginación esa limitación técnica.

El segundo incidente fue, es, y será por mucho tiempo mas profundo en sus consecuencias , el mismo día de mi llegada a Buenos Aires, el 11 de Marzo ( otra vez el “flaco” Maguire ), me comunicaba casi a pie de pista, en el aeropuerto, el horror que se estaba viviendo en mi país, España, tras el asesinato en masa de casi 200 personas inocentes , no podía creerlo, me hundí moralmente, estaba desorientado, aún así al día siguiente Claudio, Oriol, Santiago (“el flaco”), y yo, partimos hacia Mar del Plata y de ahí hacia la inmensa Patagonia.

Un mes después habíamos recorrido en 4 x 4 casi 12.000 Kms, entrevistado docenas de personas, desde los Andes al Atlántico, ellos rodando un documental, yo fotografiando todo lo que se ponía a tiro, vi paisajes imposibles bañados con una luz asombrosa, naturaleza imponente en la mas absoluta “nada”, cientos y cientos de Kms sin sombras humanas y a cada paso el viento, esa música de la Patagonia que nunca deja de sonar, bajo una cúpula de estrellas infinitas.

De regreso en Barcelona viendo las fotografías comprobé que superé el reto técnico impuesto por la falta del teleobjetivo, pero había algo en casi todas las imágenes que me inquietaba, no tarde en descubrir que era, todas mi fotos estaban impregnadas de melancolía, al menos así me lo parecía, entonces supe que “ellos” estuvieron en mi mente durante todo el viaje, no podía olvidarme de la tragedia de Madrid, por eso quiero dedicar este reportaje a su memoria, de alguna manera construyeron las imágenes, en cada foto estaban en mi mente, dirigieron cada disparo directamente desde mi corazón ….roto.

Martin Sheen… and Me

Martin Sheen / Madrid 2007

My friend, Claudio Lauria, Director of the Environmental Film Festival of Catalonia, proposed me to travel to Madrid city along with his team in order to make an interview to actor Martin Sheen, well, I said, it isn’t my field photographing celebrities and / or artists, but I do not regret about that trip because meet to mister  Martin Sheen was to make another friend (so,  just Martin  from now on ).

The fact is that Martin is a great guy, simple and absolutely no divo, for me he will remain always as the Captain Willard, his role in the Apocalypse Now film, in search of the mad colonel Kutz (Marlon Brando) inside the Cambodian jungle, after meeting and chat with him I decided  to emulate their role in that film, but without guns or crazy adventures, just to travel to Cambodia along  the Mekong River while  photographing everything in front of my eyes , I reached this goal on May / June 2007.

Well, as I was saying, Martin is a great guy, it was sufficient a data that he gave me, he told that his real name was not Martin Sheen … but Ramon Estevez instead, he saw me his California driver’s license to confirm it, but the relevant issue was not that, many people, some for artistic reasonss, and others in order to hide their real origins (Spain, champion of the World in that area), change their names.
But Martin not only did not renounce to his name, Ramón Estevez, but also he was very proud for it, as well as about his  Spanish origin, live to see!, that fact  immediately aroused my sympathies, Martin said that the name Martin Sheen was just a a sort of logo, not his real name, good for you Martin!, sorry, I meant … Ramon.

Martin Sheen… y Yo

Martin Sheen / Madrid 2007

En una ocasión mi amigo, Claudio Lauria, Director del Festival del cine del medioambiente de Cataluña, me propuso viajar a Madrid con su equipo para hacerle una entrevista a Martin Sheen, bueno, le dije, en realidad no me dedico a fotografiar famosos o artistas, no es mi campo, pero no me arrepentí del viaje, conocer a Martin Sheen fue hacer un amigo mas ( Martin, a secas, a partir de ahora ). El caso es que Martin es un tio estupendo, sencillo y en absoluto divo, para mi siempre será el capitán Willard de la película Apocalypse Now, en busca del loco coronel Kutz ( Marlon Brando ) por el interior de la jungla Camboyana, después de conocerle y charlar con el decidí que algún día emularía su papel en la película, pero sin tiros ni aventuras locas, sólo en lo que se refería a viajar por Camboya a través del río Mekong y fotografiar lo que se pusiera a «tiro» en barcuchos de tercera, objetivo que cumplí en Mayo/ Junio de 2007.

Bien, como iba diciendo, Martin es un un gran tipo, me bastó para ello un dato que el mismo nos proporcionó, y es que, su nombre real no era Martin Sheen… sinó Ramón Estévez, nos enseño su permiso de conducir californiano para confirmarlo, pero el dato relevante no es este , mucha gente, unos por cuestiones artísticas, y otros por cuestiones de tontera, complejos, vergüenza patria y/o adaptación a naciones a medida ( España, campeona mundial en ese terreno ), cambian sus nombres.

Pero Martin no solo no renunciaba a su nombre, Ramón Estévez, si no que se mostraba muy orgulloso del mismo, asi como de su origen Español, ¡vivir para ver!, esto despertó inmediatamente mis simpatías, Martin, decía que el nombre Martin Sheen era tan solo una marca, una especie de logotipo, no su nombre real, ¡bien por ti Martin!, perdón, quería decir… Ramón

Un porro en Pakistán

Peshawar, Pakistán

Ese día tenia programado volar a Chitral en el norte de Pakistán, queria fotografiar los refugiados que huían de los bombardeos americanos en Afganistán a través de las heladas montañas del Hindu-Kush, pero no fué posible, el piloto llamó y le comunicaron que el tiempo no era bueno y no se podía volar, lo cual me alegró enormemente dado mi natural rechazo a montarme en «cacharros voladores» y, más en paises del tercer mundo, solo lo hago si no hay ningún otro medio, muchas veces he estado días viajando en autobuses para cubrir una distancia que hubiese llevado menos de una hora de avión, pero insisto, si encuentro otra solución nunca subo a ninguno de ellos.
Al salir del aeropuerto para volver al hotel volví a encontrarme con un pakistaní que habia conocido tan solo unas horas antes, le pregunté que iva a hacer y me dijo que iva a su casa con su familia a sacrificar una vaca, esos días se celebraba en Pakistán y el resto de países musulmanes, las fiestas de EID que creo, rememoran el intento de sacrificio de Isaac a manos de su padre Abraham y que se traduce en una inmensa degollina de animales, así que le pregunté si podía acompañarle y me respondió que sí.
Después de atravesar callejuelas por el extraradio de Peshawar, sumamente mosqueado, llegamos al lugar, era una especie de garaje con una claraboya en el techo, al llegar, por supuesto, y nada mas verme, las mujeres huyeron despavoridas bajo sus burkas y velos, mientras, los muchachos estaban despedazando literalmente una vaca previamente sacrificada, es decir, no la cortaban artesanalmente en sabrosos solomillos, costillares o filetes, no, no, lo hacian a hachazos y el trozo mas grande cortado no alcanzaba el tamaño de una croqueta, costumbres supongo, había otro pobre animal atado a un muro esperando su turno mirando con terror el triste destino de su compañero/a.
Al pronto reparé en que uno de los hombres se estaba liando un canuto junto a su hijo pequeño, al principio me extrañé, luego me explicaron que alli era normal y permitido, curiosamente los que no fumaban eran los jóvenes, solo para hombres, después de liar , bueno mejor dicho vaciar un cigarro de Marlboro y rellenarlo con el hachís alucinógeno, el caballero me lo pasó para que lo encendiera y le diera unas caladas, yo no soy de natural fumador de porrros, ya padecí de esos dolores ha.. mucho tiempo atrás, pero como por esa época decía que sí a casi todo, lo agarré y lo encendi,  ¡ juro que le di solo un par de caladas superficiales y se lo devolví a su dueño!
Aguardaba el momento del sacrificio junto a unos compañeros cuando uno de ellos me dijo, Paco ,preparate, ¡se la van a cargar ya!, entonces me giré y todo me parecio extraño, no se porqué todo tenia un tono amarillento y yo, parecisese que flotase como humo sobre la escena, les vi forzar al bovino atado de pies y manos hasta tumbarlo y reagrupandose detrás de el, yo ni siquiera recordaba que tenia la cámara en la mano mientras miraba la escena bobaliconamente, pero reaccioné y sin saber a que ni porque enpecé a disparar, nunca mejor dicho, sin tón ni són. La claraboya arrojaba una luz cenital sobre el momento, que a mi mente colapsada por el Hachís, le hacía pensar que todo se desarrollaba dentro de uno de los cuadros de El Greco.
El que tenia el cuchillo portaba una barba talibana que daba miedo, (se rumoreaba que Bin Laden y Compañia no andaban lejos de allí esos días), bien, a un gesto del amo del cuchillo, todos empezaron a rezar con las palmas de las manos dirigidas al techo al grito de ¡Allah Akbar!, ¡acojonante!, el animal en el suelo forzaba su mirada desconfiada para ver que ocurria a sus espaldas, cuando el de la barba, asestó el primer tajo al pescuezo del animal, yo estaba agachado escasamente a un metro y la sangre me salpicaba, pero no estaba en condiciones de apartarme, de hecho en ese momento ni me enteraba, mi cabeza giraba como una turmi, el principal le paso el cuchillo al que estaba a su lado que acabo de seccionar la garganta del animal en cuestion de segundos y, a mi modo de ver, con gran satisfacción y fruición.
Yo a esas alturas sufría plenamente los efectos alucinógenos del canuto y toda la escena en su conjunto me resultaba un sueño sicodélico, una pesadilla Daliniana tal vez, me veia como el capitán Willard en Apocalipsy now cuando al final se carga al loco coronel Kurt en unas escenas delirantes adobadas con la música de los Doors, además, no podia apartar de mi cabeza al desdichado Daniel Perl al que justo ese día o el anterior, no recuerdo bien, habian asesinado en Pakistán del mismo modo que al infeliz animal y ambas escenas se mezclaban en mi alucinado cerebro, todo muy fuerte la verdad, el caso es que mis amigos se olieron el percal cuando vieron mi vidriosa y perdida mirada bobalicona, así que, optaron por cogerme y marcharnos, pero el cebollazo continuaba, mientras regresabamos, veía desde la ventanilla del coche cabezas cortadas de carneros y tierra ensangrentada a las puertas de la casa, palanganas con churretes de sangre seca y vísceras rebosantes, tios con cuchillos, sonrisas, risas, carcajadas, que se yo, todo giraba, todo giraba, cada tío que veía me parecia un degollador en potencia y, la maldita patina , esa maldita patina amarillenta, que todo lo envolvía y que no me abandonaba.
Al llegar al hotel me fuí directo a la cama a dormir la mona hasta el día siguiente, al levantarme aún veía doble, he fumado porros en algunas ocasiones pero no recuerdo semejante pelotazo en toda mi vida, al palparme el bolsillo note un bulto, lo saqué y descubrí con horror que era una piedra de hachís del tamaño de una pelota de Ping Pong, ¡Dios mío!, seguro que me la dieron y yo, con la tontera, la acepté, pero no recordaba nada, asi que se la regalé a un compatriota muy curioso y peculiar ( ¡ literalmente se dormía acodado en la mesa mientras vertía la leche en la taza y sujetaba un cigarro con la otra !) de Barcelona que conocí durante esos dias en Peshawar comprando alfombras en una tienda, al mirarle, mientras le daba la «china» tanto su cara de satisfacción, su pelo, sus gafas, la cortina del fondo, la mesa del al lado, el camarero que pasaba, la cerveza cubierta con un burka que llevaba en la bandeja, todo, absolutamente todo… era de color amarillo.
Paco Feria