Patagonia… 11M

Dos hechos marcaron mi trabajo durante un mes en la Patagonia Argentina entre mediados de Marzo y Abril de 2004, el primero fue de orden técnico, a los dos días de mi llegada, durante un parada en Mar del Plata, fotografiaba escenas de pescadores en el rompeolas cuando súbitamente debido a una imprudencia por mi parte, vi con horror, como todo mi equipo fotográfico desaparecía con gran estruendo y tremendos golpes entre las rocas, pensé que ahí acababa mi reportaje y mi viaje.

Por suerte me acompañaba el “flaco” Maguire, un Rosarino de origen Irlandés, nunca el apelativo de “flaco” cobró mayor sentido, ya que literalmente se introdujo entre la estrecha fisura que dejaban las rocas y con la punta de sus dedos fue recuperando uno por uno todas mis cámaras y objetivos, después de revisarlo, comprobé que una pieza fundamental, el teleobjetivo, había quedado inservible. al principio supuso un tremendo inconveniente, luego me lo tomé como un reto y decidí suplir con imaginación esa limitación técnica.

El segundo incidente fue, es, y será por mucho tiempo mas profundo en sus consecuencias , el mismo día de mi llegada a Buenos Aires, el 11 de Marzo ( otra vez el “flaco” Maguire ), me comunicaba casi a pie de pista, en el aeropuerto, el horror que se estaba viviendo en mi país, España, tras el asesinato en masa de casi 200 personas inocentes , no podía creerlo, me hundí moralmente, estaba desorientado, aún así al día siguiente Claudio, Oriol, Santiago (“el flaco”), y yo, partimos hacia Mar del Plata y de ahí hacia la inmensa Patagonia.

Un mes después habíamos recorrido en 4 x 4 casi 12.000 Kms, entrevistado docenas de personas, desde los Andes al Atlántico, ellos rodando un documental, yo fotografiando todo lo que se ponía a tiro, vi paisajes imposibles bañados con una luz asombrosa, naturaleza imponente en la mas absoluta “nada”, cientos y cientos de Kms sin sombras humanas y a cada paso el viento, esa música de la Patagonia que nunca deja de sonar, bajo una cúpula de estrellas infinitas.

De regreso en Barcelona viendo las fotografías comprobé que superé el reto técnico impuesto por la falta del teleobjetivo, pero había algo en casi todas las imágenes que me inquietaba, no tarde en descubrir que era, todas mi fotos estaban impregnadas de melancolía, al menos así me lo parecía, entonces supe que “ellos” estuvieron en mi mente durante todo el viaje, no podía olvidarme de la tragedia de Madrid, por eso quiero dedicar este reportaje a su memoria, de alguna manera construyeron las imágenes, en cada foto estaban en mi mente, dirigieron cada disparo directamente desde mi corazón ….roto.

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