Paco Feria / photojournalist

Travel pictures and photo reportages from around the world

Archive for ‘mayo, 2010’

Woman under a burka

Chitral, Pakistán, Febuary / 2002
It was February 2002, I was shooting the Afghan refugees in Chitral town in the north of Pakistan, they fleed from the U.S bombing in their country Afghanistan, they crossed to Pakistan through the icy mountains of the Hindu-Kush.
When I went into the tent  I did not see the bulk at the background, the man was posing ahead with his daughter, but suddenly, I realized that such bulk was a woman completely covered by a burka, I called the interpreter and asked him that the woman posed for the photo too, but she resisted, only her husband get convince her, despite that, she just left me see her eyes through the folds of the burka.
Really I don’t know but, later, while seeing this picture , I can not avoid  think about her  as a super-refugee, a refugee from the war, but also from  her own culture, her religion, her neighbors, her husband… her own life.
And, how to explain the glance of the little girl?, I feel restless about it ,  my soul is pierced by her tenderest misery, for her bleak future, something is sure about her, some day her life will be buried under a burka too, and so, she become another super-refugee for the rest of her days, like her own mother.
Not to be! … That’s the question.

Mujer bajo un burka

En Febrero de 2002 estaba fotografiando a los refugiados afganos en Chitral al norte de Pakistán, huían de los bombardeos del ejercito norteamericano en su país y lo hacían a través de las heladas montañas del Hindu-Kush.

Cuando me asomé a la tienda no reparé en el bulto que se vislumbraba al fondo, el hombre posaba con su hija y caí en la cuenta de que aquel bulto era una mujer cubierta totalmente por el burka, llamé al interprete y le dije que posara también para la foto, pero, se resistía, únicamente el marido logró convencerla, aún así, tan sólo me dejó entrever sus ojos a través de los pliegues del burka.

No se, pero viendo esta imagen con el paso del tiempo, no puedo evitar pensar en ella como en una super-refugiada, una refugiada elevada al cubo, refugiada de la guerra, pero también, de su propia cultura, de su religión, de sus vecinos, de su marido… de su propia vida.

Y, ¿como explicar la mirada de la pequeña?, me inquieta , puedo sentir mi alma perforada por su tierna miseria, por su triste futuro, algo se seguro acerca de ella, algún día también enterrarán su vida bajo un burka y se convertirá en otra super-refugiada para el resto de sus días, como su madre.

¡No Ser!… he ahí la cuestión.

(Español) Refrito de serpiente

Phnom Penh, Camboya.

Ese día había estado fotografiando el horror, primero la siniestra escuela de la muerte S-21, y mas tarde uno de los famosos “Killing Fields” o campos de la muerte, en las afueras de Phnom Penh, organizados por los Jemeres Rojos al mando del genocida criminal Pol Pot, para colmo, de regreso vi morir a un joven muchacho en la acera, debido a un accidente de moto, demasiado mal rollo, demasiada muerte para un solo día, necesitaba un poco de relax y decidí darme una vuelta por la ciudad al final del día.

Después de dejar el equipo en el hotel, ya de noche, salí en Tuck Tuck por las calles poco iluminadas de Phnom Penh, me encontré un grupo de gente en una especie de taberna, tocando la guitarra entorno a una mesa, le pedí al conductor que parase y me reuní con ellos, pronto comenzó una especie de “Jam session”, yo con una vieja guitarra desafinada, otro con un saxo, y otro a la “batería” ( daba porrazos encima de la mesa con unos palillos ), destrozábamos, una detrás de otra, canciones de los “Credence” o incluso de “Frank Sinatra” pero todo con bastante buen rollo.

No suelo tener problemas en mezclarme y compartir “casi todo” con los lugareños que voy encontrando en el camino, todo fue bien… hasta que finalizada la “jam”, me invitaron a compartir su comida, he aprendido con el tiempo a no decir si a tontas y a locas a todos los ofrecimientos que me hacen, ya que me he llevado a desagradables sorpresas en algunos lugares y ocasiones, asi que, lo mas educadamente que pude, pregunté, eso…¿qué es lo qué es?

Cuando adiviné en que consistía el “plato estrella” no disimulé las muecas de desagrado que distorsionaban mi rostro, la cosa consistia en una serpiente refrita atravesada por un palo, tipo pincho moruno, pero nada que ver obviamente con nuestra excelente tapa, rechazé con contundencia su extrema hospitalidad y, el Jemer que sujetaba el “ofidio refrito”, le arreó un ansioso bocado en el costado seguido de una espedie de ¡Hummm que rico! ( en la lengua local logicamente) que, como explicarlo, me pareció una especie de reafirmación nacional/cultural camboyana, la “fritura renegría” crugió y dejó al descubierto, en el lugar donde el jemer dio el muerdo, una carne blanca y fibrosa, el comensal se relamía y gesticulaba en el vano intento de hacerme comprender la exelencia de su sabor y me acercaba el “reptil requemao”, con la intención de que también yo le metiera otro muerdo, ¡ni hablar!, ¡otra cerveza!, ¡zenquiu!.

En la foto se puede ver al Jemer sujetando el ofidio momentos antes de “atizarle” el mordisco. En realidad fue una jornada muy agradable, me lo pase muy bien y todos ellos eran/són unos muchachos estupendos, estos son justo los momentos que busco cuando viajo para fotografiar, el día a día de la gente común, huyendo en lo posible de los remansos para turistas, no tengo nada contra ellos, al contrario, es solo que yo busco otras cosas, lo cual no significa que me entusiasme todo lo que veo o me ofrecen.

De lejos, lo mas detestable que me encuentro por esos arriales y caminos son esa nueva casta , auto-calificada como, “Ciudadanos del Mundo” de estética Okupa y generalmente ubicados en el mundo de la cooperación, una cooperación muy, pero que muy mal entendida, esta clase de sujetos cuando provienen de la bendita España utilizan dicho calificativo como un eufemismo precisamente para evitar decir eso, que se es Español, pero de mis experiencias por el mundo con esa “tribu de ciudadanos” hablaré largo y tendido en otros post.

Al día siguiente partí hacia Vietnam bajando por el río Mekong y como siempre con todos los sentidos alerta para captar, ver y compartir con los lugareños, si , también aquí conocí gente, también fui objeto de su gran hospitalidad, también me invitaron a diferentes… “comensalías”, casi siempre rechazadas.

De vuelta en Camboya tras recorrer el Delta del Mekong, en Siem Reap, el personal del hotelito donde me alojaba me agasajó con otro “refrito a la camboyana”, la precaución era máxima, cuando asomé la cabeza a la bolsa que me ofrecieron para “picar” descubrí que eran cucarachas fritas, las mismas que yo iva aplastando en mi habitación cuando las veia asomar la cabeza, …pero sobre esta nueva “bacanal” hablaré en la siguiente edición de “Comidas Étnicas”.

(Español) Mono adobado a la cazuela

Tras muchos inconvenientes acerca de papeleo, visados y demás conseguí llegar a nuestra antigua colonia Guinea Ecuatorial, conocida en tiempos como Fernando Poo, denominación, que reconozco, me gusta más que la actual, siquiera sea por los momentos de mi infancia que dicho nombre traen a mi memoria y es que recuerdo a mamá mandándome a esta bella isla tropical, por no enviarme a otro lugar, como…decir, más conceptual, cada vez que el hartazgo de mi actitud hacia ella le provocaba expresar de manera contundente » ¡Anda niño y te pierdes en Fernando Poo!. supongo que la isla era lo suficientemente desconocida para enviar allí a todos los indeseables…yo incluido.

Bueno a lo que iva, recuerdo que descubrí la isla, intrigado por la insistencia de mi madre, sobre un mapa de Africa en mi libro de geografía de la escuela, era un pequeño punto frente a su costa occidental a la altura del Ecuador.

Así, después de muchos años, llegó al fín el día en que la insistente «sugerencia» de mama se hizo realidad, efectivamente, en Diciembre de 2005 aterrizaba en el aeropuerto de Malabo, Fernando Poo ( permitidme por razones sentimentales obvias referirme a esta isla con su antiguo nombre colonial ).

Nada mas descender del avión me llevé mi primera gran sorpresa, hablaban un español perfecto y después de unas horas por la ciudad me llevé la segunda sorpresa, añoraban los tiempos en que eran colonia española, entre otras cosas porque vivian mejor, esto es así suene como suene, guste o no guste, es lo que te cuenta el que tiene años suficiente para haber vivido aquellos tiempos, el único que ha cambiado espectacularmente su nivel de vida es Teodoro Obiang & tribu, esos si, pero el resto no, de hecho es algo que salta a la vista.

Fernando es tan misarable como el resto del Africa negra, solo por dar algunos datos, en los tiempos de la colonia en Poo ( por no repetir Fernando) disfrutaban, antes que nosotros en España, de cualquier artículo de importación o de fabricación nacional, vamos, que ellos ivan en Seat 600 cuando nosotros viajabamos tres o cuatro encima de una Montesa, recibian inmigrantes de paises vecinos que trabajaban para ellos, en sus campos de cacao o hacian los trabajos mas desagradables.

Me veia acosado por simples ciudadanos, ejerciendo de censores del regimen, que cuestionaban a cada momento el motivo de mis fotos, incluso algunos escolares me recriminaban que fotografiase las chabolas de Malabo…vamos, ¡como en Cuba!, todo el mundo me preguntaba si tenia un papel…¿un papel?.. ¿que papel?, ¡un permiso, tiene usted un permiso escrito para hacer fotografías!..no respondí, asi que me obligaron a sacar un «permiso» que page a unos personajes ¿funcionarios? oscuros ( y no lo digo por el color de la piel ) en la segunda planta de un edificio destartalado.

Lo curioso es que el susodicho papel parecia no tener efecto en los numerosos controles militares dentro y fuera de Malabo, (me recordaba una escena de los hermanos Marx en la que Groucho reclamaba una chapa de identificación a todo el que subia a un tren y que, por supuesto, Groucho vendia in situ), al final deduje cual era el papelillo adecuado y que te liberaba finalmente de todas las dificultades, pero este lo firmaba el gobernador del banco de América, se llamaba y se llama Dolar, mucho más efectivo en plural Dolares.

Prosigo, después de un par de días recalé en una aldea, siento no recordar el nombre, en las colinas de Fernando, dejé a unos acompañantes que venian conmigo y me dispuse a investigar los alrededores cámara en mano , al poco ví una mujer fregando cacharros con su pequeña hija en la puerta de la choza, como ya estaba «escamao» de papeles/permisos = $ Dolares, pregunté, ¡señora ! le importa que haga unas fotos.. ¡haga, haga, como no!, agradable sorpresa, asi que me dispuse a documentar el dia a dia de esta mujer y su hija Fernandinapooinas.

Al rato me invitó a entrar en su choza, cosa que hice gustoso y a sentarme en una banqueta, charlábamos amigablemente mientras fotografíaba el interior, cuando reparé en el agradable olor que provenía del caldero en el que la señora estaba cocinando, ¿qué es?, pregunte con interés, ¿que huele tán bién?, mientras me iva acercando al mencionado recipiente que estaba sobre unas brasas, ella me dijo, ¿quiere probarlo?, yo no respondí, máxima atención en el puchero en busca de pruebas que me permitieran identificar la materia prima en la que estaba basado el guiso, no viendo nada anormal, lo juro, estuve tentado de aceptar.

Pero me mosqueó enormemente que la mujer no respondiese a mi pregunta inicial, asi que, volví a repetirla, Exuperancia, así se llamaba la mujer, ¿que está usted cocinando?, su nueva falta de respuesta, acompañada de una complice sonrisa y sus ojos dirigidos hacia el suelo en el intento de evitar mi mirada me alarmó sobremanera e , instintivamente , revisé de nuevo el interior del puchero..

¡Exuperancia!, que..que..está, co..cocinando usted?.

¡Mono!, respondió entre risas, es un mono fresco recién cazado en la selva, ¿quiere probarlo?, ¿mono?, respondí ¿esos pedazos de ahí son parte de un mono?, si, ¿quiere un poquito?, está muy bueno, cuando reaccioné de mi estupor le dije a Exuperancia que… lo sentía, que justo acababa de comer, mentí sin escrúpulos y escandalósamente.

Acto seguido le pregunté si podía extraer la cabecita del simio del puchero y sujetarla entre sus manos para fotografiarla, a lo que Exuperancia, muy amablemente accedió, entonces, vi su carita, la del simio quiero decir, marcada por un rictus de dolor y desesperación, supongo que lógico después del trance que le tocó vivir al pobre, tenía el mismo aspecto que el malo ese que esconde su cara trás una máscara negra en la película «El imperio contraataca».

Bueno al final me alegré de mis precauciones, como digo en algún otro post, esto me ha salvado de situaciones muy embarazosas en mis viajes, cuando regresé con mis acompañantes ese mismo día agarré el bocadilllo de mortadela que justo antes de mi partida entre las chozas había rechazado…fué un bocato di cardinale lo aseguro, supo a gloria.

PD- ¿habeis localizado en la foto la manita del primate?

Patagonia… 11M

Dos hechos marcaron mi trabajo durante un mes en la Patagonia Argentina entre mediados de Marzo y Abril de 2004, el primero fue de orden técnico, a los dos días de mi llegada, durante un parada en Mar del Plata, fotografiaba escenas de pescadores en el rompeolas cuando súbitamente debido a una imprudencia por mi parte, vi con horror, como todo mi equipo fotográfico desaparecía con gran estruendo y tremendos golpes entre las rocas, pensé que ahí acababa mi reportaje y mi viaje.

Por suerte me acompañaba el “flaco” Maguire, un Rosarino de origen Irlandés, nunca el apelativo de “flaco” cobró mayor sentido, ya que literalmente se introdujo entre la estrecha fisura que dejaban las rocas y con la punta de sus dedos fue recuperando uno por uno todas mis cámaras y objetivos, después de revisarlo, comprobé que una pieza fundamental, el teleobjetivo, había quedado inservible. al principio supuso un tremendo inconveniente, luego me lo tomé como un reto y decidí suplir con imaginación esa limitación técnica.

El segundo incidente fue, es, y será por mucho tiempo mas profundo en sus consecuencias , el mismo día de mi llegada a Buenos Aires, el 11 de Marzo ( otra vez el “flaco” Maguire ), me comunicaba casi a pie de pista, en el aeropuerto, el horror que se estaba viviendo en mi país, España, tras el asesinato en masa de casi 200 personas inocentes , no podía creerlo, me hundí moralmente, estaba desorientado, aún así al día siguiente Claudio, Oriol, Santiago (“el flaco”), y yo, partimos hacia Mar del Plata y de ahí hacia la inmensa Patagonia.

Un mes después habíamos recorrido en 4 x 4 casi 12.000 Kms, entrevistado docenas de personas, desde los Andes al Atlántico, ellos rodando un documental, yo fotografiando todo lo que se ponía a tiro, vi paisajes imposibles bañados con una luz asombrosa, naturaleza imponente en la mas absoluta “nada”, cientos y cientos de Kms sin sombras humanas y a cada paso el viento, esa música de la Patagonia que nunca deja de sonar, bajo una cúpula de estrellas infinitas.

De regreso en Barcelona viendo las fotografías comprobé que superé el reto técnico impuesto por la falta del teleobjetivo, pero había algo en casi todas las imágenes que me inquietaba, no tarde en descubrir que era, todas mi fotos estaban impregnadas de melancolía, al menos así me lo parecía, entonces supe que “ellos” estuvieron en mi mente durante todo el viaje, no podía olvidarme de la tragedia de Madrid, por eso quiero dedicar este reportaje a su memoria, de alguna manera construyeron las imágenes, en cada foto estaban en mi mente, dirigieron cada disparo directamente desde mi corazón ….roto.