Paco Feria / photojournalist

Travel pictures and photo reportages from around the world

Archive for ‘marzo, 2010’

Un porro en Pakistán

Peshawar, Pakistán

Ese día tenia programado volar a Chitral en el norte de Pakistán, queria fotografiar los refugiados que huían de los bombardeos americanos en Afganistán a través de las heladas montañas del Hindu-Kush, pero no fué posible, el piloto llamó y le comunicaron que el tiempo no era bueno y no se podía volar, lo cual me alegró enormemente dado mi natural rechazo a montarme en «cacharros voladores» y, más en paises del tercer mundo, solo lo hago si no hay ningún otro medio, muchas veces he estado días viajando en autobuses para cubrir una distancia que hubiese llevado menos de una hora de avión, pero insisto, si encuentro otra solución nunca subo a ninguno de ellos.
Al salir del aeropuerto para volver al hotel volví a encontrarme con un pakistaní que habia conocido tan solo unas horas antes, le pregunté que iva a hacer y me dijo que iva a su casa con su familia a sacrificar una vaca, esos días se celebraba en Pakistán y el resto de países musulmanes, las fiestas de EID que creo, rememoran el intento de sacrificio de Isaac a manos de su padre Abraham y que se traduce en una inmensa degollina de animales, así que le pregunté si podía acompañarle y me respondió que sí.
Después de atravesar callejuelas por el extraradio de Peshawar, sumamente mosqueado, llegamos al lugar, era una especie de garaje con una claraboya en el techo, al llegar, por supuesto, y nada mas verme, las mujeres huyeron despavoridas bajo sus burkas y velos, mientras, los muchachos estaban despedazando literalmente una vaca previamente sacrificada, es decir, no la cortaban artesanalmente en sabrosos solomillos, costillares o filetes, no, no, lo hacian a hachazos y el trozo mas grande cortado no alcanzaba el tamaño de una croqueta, costumbres supongo, había otro pobre animal atado a un muro esperando su turno mirando con terror el triste destino de su compañero/a.
Al pronto reparé en que uno de los hombres se estaba liando un canuto junto a su hijo pequeño, al principio me extrañé, luego me explicaron que alli era normal y permitido, curiosamente los que no fumaban eran los jóvenes, solo para hombres, después de liar , bueno mejor dicho vaciar un cigarro de Marlboro y rellenarlo con el hachís alucinógeno, el caballero me lo pasó para que lo encendiera y le diera unas caladas, yo no soy de natural fumador de porrros, ya padecí de esos dolores ha.. mucho tiempo atrás, pero como por esa época decía que sí a casi todo, lo agarré y lo encendi,  ¡ juro que le di solo un par de caladas superficiales y se lo devolví a su dueño!
Aguardaba el momento del sacrificio junto a unos compañeros cuando uno de ellos me dijo, Paco ,preparate, ¡se la van a cargar ya!, entonces me giré y todo me parecio extraño, no se porqué todo tenia un tono amarillento y yo, parecisese que flotase como humo sobre la escena, les vi forzar al bovino atado de pies y manos hasta tumbarlo y reagrupandose detrás de el, yo ni siquiera recordaba que tenia la cámara en la mano mientras miraba la escena bobaliconamente, pero reaccioné y sin saber a que ni porque enpecé a disparar, nunca mejor dicho, sin tón ni són. La claraboya arrojaba una luz cenital sobre el momento, que a mi mente colapsada por el Hachís, le hacía pensar que todo se desarrollaba dentro de uno de los cuadros de El Greco.
El que tenia el cuchillo portaba una barba talibana que daba miedo, (se rumoreaba que Bin Laden y Compañia no andaban lejos de allí esos días), bien, a un gesto del amo del cuchillo, todos empezaron a rezar con las palmas de las manos dirigidas al techo al grito de ¡Allah Akbar!, ¡acojonante!, el animal en el suelo forzaba su mirada desconfiada para ver que ocurria a sus espaldas, cuando el de la barba, asestó el primer tajo al pescuezo del animal, yo estaba agachado escasamente a un metro y la sangre me salpicaba, pero no estaba en condiciones de apartarme, de hecho en ese momento ni me enteraba, mi cabeza giraba como una turmi, el principal le paso el cuchillo al que estaba a su lado que acabo de seccionar la garganta del animal en cuestion de segundos y, a mi modo de ver, con gran satisfacción y fruición.
Yo a esas alturas sufría plenamente los efectos alucinógenos del canuto y toda la escena en su conjunto me resultaba un sueño sicodélico, una pesadilla Daliniana tal vez, me veia como el capitán Willard en Apocalipsy now cuando al final se carga al loco coronel Kurt en unas escenas delirantes adobadas con la música de los Doors, además, no podia apartar de mi cabeza al desdichado Daniel Perl al que justo ese día o el anterior, no recuerdo bien, habian asesinado en Pakistán del mismo modo que al infeliz animal y ambas escenas se mezclaban en mi alucinado cerebro, todo muy fuerte la verdad, el caso es que mis amigos se olieron el percal cuando vieron mi vidriosa y perdida mirada bobalicona, así que, optaron por cogerme y marcharnos, pero el cebollazo continuaba, mientras regresabamos, veía desde la ventanilla del coche cabezas cortadas de carneros y tierra ensangrentada a las puertas de la casa, palanganas con churretes de sangre seca y vísceras rebosantes, tios con cuchillos, sonrisas, risas, carcajadas, que se yo, todo giraba, todo giraba, cada tío que veía me parecia un degollador en potencia y, la maldita patina , esa maldita patina amarillenta, que todo lo envolvía y que no me abandonaba.
Al llegar al hotel me fuí directo a la cama a dormir la mona hasta el día siguiente, al levantarme aún veía doble, he fumado porros en algunas ocasiones pero no recuerdo semejante pelotazo en toda mi vida, al palparme el bolsillo note un bulto, lo saqué y descubrí con horror que era una piedra de hachís del tamaño de una pelota de Ping Pong, ¡Dios mío!, seguro que me la dieron y yo, con la tontera, la acepté, pero no recordaba nada, asi que se la regalé a un compatriota muy curioso y peculiar ( ¡ literalmente se dormía acodado en la mesa mientras vertía la leche en la taza y sujetaba un cigarro con la otra !) de Barcelona que conocí durante esos dias en Peshawar comprando alfombras en una tienda, al mirarle, mientras le daba la «china» tanto su cara de satisfacción, su pelo, sus gafas, la cortina del fondo, la mesa del al lado, el camarero que pasaba, la cerveza cubierta con un burka que llevaba en la bandeja, todo, absolutamente todo… era de color amarillo.
Paco Feria

(Español) Clodomiro el Ñajo

image10.jpgManagua – 2003

Era un 9 de Marzo de 1952, en Rivas, al sur de Nicaragua. Rogelia Peralta está a punto de dar a luz pero tiene miedo, hay un eclipse, y ella sabe… lo que dice la superstición, su hijo nacerá con algún defecto, así fué, Esteban llegó al mundo con el labio leporino y será apodado «ñajo» el resto de su vida.

Esteban y su tres hermanos fueron abandonados por la madre, y estando en el hospital, fue adoptado por la señora Luisa Amanda, quien le dio el poco cariño que Esteban recibió en aquellos difíciles años, se trasladó al barrio de Costa Rica en Managua, alli creció entre pobreza y burlas, incluso la profesora lo expulsó de la clase porque.. no se le entendía, dando tumbos por aquella Managua Somocista, Esteban alcanzó la edad adulta.
– A Esteban le apasionaba y le apasiona, el Baseball, y cuando rondaba los 30 años mas o menos visitó por primera vez el estadio Denis Martínez, tenía tanto énfasis animando al equipo que su presidente de entonces, Don Miguel Castillo, lo contrató como animador oficial, y aún hoy día lo sigue siendo… le pagan 200 Córdobas ( unos 12 € ) por partido.
Eran mediados de los 70 y Carlos Mejía Godoy acababa de lanzar la canción «Clodomiro el ñajo» .Esteban fue al programa Domingo Gigante donde tenía que actuar Carlos Mejía, los ñajos de Nicaragua se habían molestado y se sentían ofendidos, pero Esteban queria ser… el Clodomiro de la canción y Carlos le concedió el deseo, entonces desapareció para siempre Esteban y nació Clodomiro, «Clodomiro el ñajo».
Hay tres cosas que Clodomiro desea por encima de todo:
1- Que ningún niño Nicaragüense con su mismo defecto, tenga que sufrir las burlas y el desprecio que el sufrió.
2- Ser famoso… y querido por sus compatriotas
3- Y que el día de su muerte le hagan un homenaje en el estadio Denis Martínez, vestido con la ropa oficial del Boer y con una bandera del equipo cubriendo su féretro, Sin embargo, nunca le oi mencionar el deseo de poseer… riqueza o poder.
Paco Feria

image10.jpgManagua – 2003

Era un 9 de Marzo de 1952, en Rivas, al sur de Nicaragua. Rogelia Peralta está a punto de dar a luz pero tiene miedo, hay un eclipse, y ella sabe… lo que dice la superstición, su hijo nacerá con algún defecto, así fué, Esteban llegó al mundo con el labio leporino y será apodado «ñajo» el resto de su vida.

Esteban y su tres hermanos fueron abandonados por la madre, y estando en el hospital, fue adoptado por la señora Luisa Amanda, quien le dio el poco cariño que Esteban recibió en aquellos difíciles años, se trasladó al barrio de Costa Rica en Managua, alli creció entre pobreza y burlas, incluso la profesora lo expulsó de la clase porque.. no se le entendía, dando tumbos por aquella Managua Somocista, Esteban alcanzó la edad adulta.
– A Esteban le apasionaba y le apasiona, el Baseball, y cuando rondaba los 30 años mas o menos visitó por primera vez el estadio Denis Martínez, tenía tanto énfasis animando al equipo que su presidente de entonces, Don Miguel Castillo, lo contrató como animador oficial, y aún hoy día lo sigue siendo… le pagan 200 Córdobas ( unos 12 € ) por partido.
Eran mediados de los 70 y Carlos Mejía Godoy acababa de lanzar la canción «Clodomiro el ñajo» .Esteban fue al programa Domingo Gigante donde tenía que actuar Carlos Mejía, los ñajos de Nicaragua se habían molestado y se sentían ofendidos, pero Esteban queria ser… el Clodomiro de la canción y Carlos le concedió el deseo, entonces desapareció para siempre Esteban y nació Clodomiro, «Clodomiro el ñajo».
Hay tres cosas que Clodomiro desea por encima de todo:
1- Que ningún niño Nicaragüense con su mismo defecto, tenga que sufrir las burlas y el desprecio que el sufrió.
2- Ser famoso… y querido por sus compatriotas
3- Y que el día de su muerte le hagan un homenaje en el estadio Denis Martínez, vestido con la ropa oficial del Boer y con una bandera del equipo cubriendo su féretro, Sin embargo, nunca le oi mencionar el deseo de poseer… riqueza o poder.
Paco Feria

(Español) Manuel y Yo

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Nicaragua

Manuel era menudo, moreno, tenia una… “pelusilla” por bigote, espigado, vivaz y alegre, fachento, según su madre ( presumido ), era un nica puro, sin aditamentos.

Manuel era muy trabajador solía conducir un camión de la familia, a pesar de no tener carnet, ayudaba a su padre en la venta por toda Nicaragua, a menudo viajaba solo, trataba con los comerciantes, negociaba duro, su padre decia… “Manuel es el mejor”.

Manuel tubo un accidente terrible en una ocasión, manejando el camión, mató en un accidente, a un pequeño niño que jugaba en la calle, cuando le ví, le encontré abatido, hundido, su padre logró arreglar el asunto con la familia del niño.

Manuel trataba de manejar dinero, para el Marlboro, la ropa, las chicas… a menudo, demasiado a menudo, no le alcanzaba… esto le llevó a cometer algunos errores.

Manuel y yo solíamos beber cerveza entre pandilleros, cerca de su casa en el reparto Yuri Ordoñez, Tipitapa, muy cerca de Managua, charlabamos de muchas cosas, todas ellas insustanciales como la vida misma.

Manuel era mi amigo, era hijo de mis amigos, era hermano de mis amigos, me acompaño en muchas ocasiones durante mis viajes por Nicaragua, me hacía de guía. Recuerdo cuando fuimos a la isla del Maíz (Corn Island ), en pleno Caribe nicaragüense, Manuel estuvo vomitando durante el trayecto de mas de 6 horas en barco desde Bluefileds hasta la isla, mientras, yo le hacia fotos, su padre me dijo antes de partir… – No dejes que Manuel beba Cerveza, ni fume -, en realidad, Manuel cuidaba más de mi que yo de el, siempre solía llevar mi bolsa con el pesado equipo.

Manuel, nada mas llegar, a la isla del Maíz, escribió mi nombre en la arena de la playa.

Manuel era un extraordinario bailarín de Merengue, cuando saliamos en las noches de Managua, yo le miraba desde mi mesa en la distancia, entre trago y trago de Flor de Caña y le envidiaba.

Manuel siempre me preguntaba, de corazón, cada vez que regresaba a España, ¿cuando vuelve para Nicaragua?, me quería, lo sé, yo también le quería a el.

Manuel Lloraba aquel agosto de 2003, tuvimos un incidente en la casa, yo le acusé de un feo asunto, como lo siento ahora amigo, cuando preparaba mis cosas para el regreso entró en mi cuarto y me regaló una de sus camisas nuevas, me acompaño al aeropuerto, nos despedimos… ya no volví a verle con vida.

A principios de 2005 escuché un mensaje en mi móbil, – Paco llame a Nicaragua, Manuel murió ayer en Tipitapa -, era la voz de su hermano Juan ,”Juancito”, Manuel sufrió un accidente cuando iva de paquete en una moto, cayó al suelo y se golpeó la cabeza contra un arbol, murio al instante, tenía tan solo 20 años.

En Septiembre de 2007 Visite su tumba en Tipitapa, sencilla, solo la tierra cubre sus restos, descansa junto a su abuela, compartí unos días con sus padres, en la casa sólo habia luz eléctrica durante la mitad del día pero la luz de Manuel había desaparecido para siempre, ya no se le oía reclamar a su madre camisas limpias y planchadas, ya nadie me pedia tabaco a escondidas, ya no se oía merengue en la casa, se me hizo muy extraño.

Descansa en paz amigo Manuel, todos tus pecados, estoy seguro, han sido perdonados, tus errores olvidados, espero que antes de marcharte tu hayas perdonado los mios.

Estas palabras son una plegaria, deseo que encuentres paz y felicidad en tu nueva casa entre las estrellas, tu corta vida, nunca será olvidada… te lo prometo.

A la memoria de Manuel con todo mi cariño.

Paco Feria

Y de repente… ¡me miras!

Masai Mara, Kenia, Marzo / 2008

Fué mi primer león, acababa de llegar a Masai Mara en Kenia para hacer mi primer safari, comenzaba un proyecto acerca de la fauna africana, siempre me fascinó desde que era un niño.
Mi guía, un kikuyu llamado Ben, me dijo que se había avistado un león macho nada mas entrar en el Mara y hacia allá nos dirigimos. Al llegar había varios coches de turistas en el lugar y, a pesar de encontrarme solo en la Van con el techo abierto y totalmente expuesto a los elementos hostiles del exterior, me reconfortó comprobar como los turistas no ponian mente a esta eventualidad mientras charlaban y filmaban con fruición la escena felina, asi, empecé a fotografiar como un loco el primer león que veía en libertad en Africa.
Le pedí a Ben que se moviera aparte del grupo de turistas de forma que la fiera me quedara en frente, casi al nivel de mis ojos a unos 30 metros de distancia, seguia fotografiando y, de pronto, el felino me miró, quiero decir que me miró fijamente, al pronto, su cabeza me pareció del tamaño de la de un camión, abrió su bocaza para bostezar y mostró unos dientes largos y afilados como sables, seguía siendo objeto de su atención carnívora, entonces, aparté la mirada del visor de la cámara incapaz de soportar sus gélidos y penetrantes ojos avellana a través del potente teleobjetivo ( 750 mm )… miedo, descubrí que me cagaba de miedo, un miedo, como decirlo… antiguo, primigenio, pensé en nuestros ancestros simiescos, solos frente a el en la sabana abierta, me sentia como uno de ellos, instinto de supevivencia a tope, pero yo, ni siquiera tenía a mano un árbol al que trepar donde ponerme a salvo… ¡estoy listo!, pensé.
Le dije a Ben que ya tenía suficientes fotos, que nos largaramos ¡ya!, Go!, Go! Ben!, ¡vamonos coño! , le gritaba, pero Ben no acababa de entender, hasta que, descubrió la razón de tanta prisa, era mi «canguela», ahhh! dijo, don´t wory!, no danger!, no problem!… ¡vale tío!, ok, le dije, pero, ¡si worry!, ¡vamos!, ¡vamonos!, ¡quiero fotografiar jirafas, gacelas , o cabras, me da igual!, estaba agachado casi tumbado en el suelo de la Van detrás de los asientos en el intento de evitar que el león descubriera mi posición, de pronto el kikuyo Ben empezó a golpear con gran estridencia el exterior metálico de la puerta del vehículo tratando de llamar la atención de la fiera para demostrarme que no pasaba nada, lo cuál, aún me cabreaba y excitaba más y más, en ese momento, estuve casi apunto de golpear al maldito Kikuyu por no arrancar el coche y sacarme de allí.
De repente reparé de nuevo en los turistas y vi su desparpajo fotografiando al felino con sus camaritas compactas, medio cuerpo practicamente fuera del vehículo y, haciendole señas a modo de saludo con la mano mujeres y niños, reflexioné brevemente acerca de mi situación y, poco a poco, fui asomándome otra vez a través del techo abierto, agarré de nuevo la cámara con su monopie y, sin ruídos ni estridencias, continué fotografiándolo, en esos momentos, ya no me miraba y, poco a poco fui ganando confianza, el kikuyu me miraba condescendiente.
Después durante ese mismo safari y otros que he realizado en meses posteriores casi olvidé ese, mi primer encuentro felino. He estado junto a las fieras a escasos metros, mientras cazaban entre los ñues, rugiendo o devorando sus presas a escasos metros de mi, descubrí que no somos nada para ellos, solo ven el coche y sus ocupantes como un todo, de hecho comprobé que si te bajas y caminas hacia ellos saldrán corriendo como alma que lleva el diablo, pero como decirlo, en esa primera ocasión supe que es sentirse indefenso, vulnerable, frágil, pequeño e insignificante, pero bueno, ya se sabe, siempre hay una primera vez para todo en la vida… ¿no?
Paco Feria