(Español) Refrito de serpiente

Phnom Penh, Camboya.

Ese día había estado fotografiando el horror, primero la siniestra escuela de la muerte S-21, y mas tarde uno de los famosos “Killing Fields” o campos de la muerte, en las afueras de Phnom Penh, organizados por los Jemeres Rojos al mando del genocida criminal Pol Pot, para colmo, de regreso vi morir a un joven muchacho en la acera, debido a un accidente de moto, demasiado mal rollo, demasiada muerte para un solo día, necesitaba un poco de relax y decidí darme una vuelta por la ciudad al final del día.

Después de dejar el equipo en el hotel, ya de noche, salí en Tuck Tuck por las calles poco iluminadas de Phnom Penh, me encontré un grupo de gente en una especie de taberna, tocando la guitarra entorno a una mesa, le pedí al conductor que parase y me reuní con ellos, pronto comenzó una especie de “Jam session”, yo con una vieja guitarra desafinada, otro con un saxo, y otro a la “batería” ( daba porrazos encima de la mesa con unos palillos ), destrozábamos, una detrás de otra, canciones de los “Credence” o incluso de “Frank Sinatra” pero todo con bastante buen rollo.

No suelo tener problemas en mezclarme y compartir “casi todo” con los lugareños que voy encontrando en el camino, todo fue bien… hasta que finalizada la “jam”, me invitaron a compartir su comida, he aprendido con el tiempo a no decir si a tontas y a locas a todos los ofrecimientos que me hacen, ya que me he llevado a desagradables sorpresas en algunos lugares y ocasiones, asi que, lo mas educadamente que pude, pregunté, eso…¿qué es lo qué es?

Cuando adiviné en que consistía el “plato estrella” no disimulé las muecas de desagrado que distorsionaban mi rostro, la cosa consistia en una serpiente refrita atravesada por un palo, tipo pincho moruno, pero nada que ver obviamente con nuestra excelente tapa, rechazé con contundencia su extrema hospitalidad y, el Jemer que sujetaba el “ofidio refrito”, le arreó un ansioso bocado en el costado seguido de una espedie de ¡Hummm que rico! ( en la lengua local logicamente) que, como explicarlo, me pareció una especie de reafirmación nacional/cultural camboyana, la “fritura renegría” crugió y dejó al descubierto, en el lugar donde el jemer dio el muerdo, una carne blanca y fibrosa, el comensal se relamía y gesticulaba en el vano intento de hacerme comprender la exelencia de su sabor y me acercaba el “reptil requemao”, con la intención de que también yo le metiera otro muerdo, ¡ni hablar!, ¡otra cerveza!, ¡zenquiu!.

En la foto se puede ver al Jemer sujetando el ofidio momentos antes de “atizarle” el mordisco. En realidad fue una jornada muy agradable, me lo pase muy bien y todos ellos eran/són unos muchachos estupendos, estos son justo los momentos que busco cuando viajo para fotografiar, el día a día de la gente común, huyendo en lo posible de los remansos para turistas, no tengo nada contra ellos, al contrario, es solo que yo busco otras cosas, lo cual no significa que me entusiasme todo lo que veo o me ofrecen.

De lejos, lo mas detestable que me encuentro por esos arriales y caminos son esa nueva casta , auto-calificada como, “Ciudadanos del Mundo” de estética Okupa y generalmente ubicados en el mundo de la cooperación, una cooperación muy, pero que muy mal entendida, esta clase de sujetos cuando provienen de la bendita España utilizan dicho calificativo como un eufemismo precisamente para evitar decir eso, que se es Español, pero de mis experiencias por el mundo con esa “tribu de ciudadanos” hablaré largo y tendido en otros post.

Al día siguiente partí hacia Vietnam bajando por el río Mekong y como siempre con todos los sentidos alerta para captar, ver y compartir con los lugareños, si , también aquí conocí gente, también fui objeto de su gran hospitalidad, también me invitaron a diferentes… “comensalías”, casi siempre rechazadas.

De vuelta en Camboya tras recorrer el Delta del Mekong, en Siem Reap, el personal del hotelito donde me alojaba me agasajó con otro “refrito a la camboyana”, la precaución era máxima, cuando asomé la cabeza a la bolsa que me ofrecieron para “picar” descubrí que eran cucarachas fritas, las mismas que yo iva aplastando en mi habitación cuando las veia asomar la cabeza, …pero sobre esta nueva “bacanal” hablaré en la siguiente edición de “Comidas Étnicas”.

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